
Viernes 26
Tras comprar el billete para Rió de Janeiro para esta noche, salida a las 04:00, 4 horas de vuelo, 2.000 Km y 700 Reales, proporcionalmente a las distancias los vuelos son baratos en Brasil, marcho a primera hora de la mañana para visitar el parque nacional de Chapada das Guimaraes.
Llego al pueblo de Chapada, y tras negociar el precio, 50 Reales contrato a un Guía para todo el día. Billy se llama, parece simpático y espabilado. Mucho menos parco en palabras que el guía de hace unos días en el Pantanal.
Empezamos a caminar, la flora es la típica del ecosistema del cerrado, relativamente bien conservada a pesar de que es un parque relativamente nuevo, desde 1989 solo que es zona protegida.
Arbustos, maleza y árboles casi ignífugos de poca altura nos rodean.
Enseguida vemos la primera cascada, la Cachoeira o Cascada de Independencia, 86 metros de caída libre.
Ante mis preguntas sobre la resistencia o no de este ecosistema a los continuos incendios que he visto cada día al desplazarme por el Mato Grosso, me comenta que es una practica milenaria, previa incluso a los bandeirantes, que ya practicaban los indios por la errónea creencia que la tierra quemada era mas fértil, y que este concepto esta tan imbuido en la mentalidad de los campesinos brasileños que es casi imposible de erradicar esta practica de pegar fuego a pesar de estar prohibida por ley.
Hablamos y hablamos, me comenta que en Brasil les gusta hacer grandes leyes, muy extensas y exhaustivas, pero que luego nadie respeta.
Billy es protésico dental y hace de guía a horas. El próximo año viaja a Australia en intercambio de estudios y esta muy ilusionado con el tema, le animo a viajar y a aprender ingles. Me pregunta por España, la vida en Europa, el camino de Santiago y un sinfín de temas mas.
Tras 5 horas subiendo y bajando por trillas o caminos llegamos a la 7 cascada, allá empiezo a hablar con una pareja de brasileños mientras nos tomamos una ducha "natural" con 30 metros de agua sobre nuestras cabezas. Ella resulta ser también una guía, y el es un turista de Florianopolis. Continuamos la ruta juntos, ella derrocha simpatía.
Antes de partir, hago fotos de una velas encendidas que observo en un rincón y le pregunto a Billy si son algún tipo de ofrenda, me comenta que si y que las deben haber dejado ese mismo día. Las apaga, las recoge en una bolsa y se las lleva.
Bromeo con el y le pregunto si no tiene miedo a que la diosa de la cascada lo maldiga, me comenta que el único miedo que tiene es que las velas prendan fuego a ese paraje, que hasta que no vengan las lluvias en octubre todo el mato Grosso es un polvorín.

Continuamos, cae la noche y veo un apasionante atardecer mas, sol anaranjado cayendo entre los cañones de la Chapada das Guimaraes.
Hablo con el turista brasileño, me sorprende ver que esta haciendo fotos con una agenda electrónica Palm ultimo modelo. Es inspector del Ministerio de Agricultura Brasileño y habla un español fluido. Le comenta su acento argentino y me pide excusas y dice que quiere viajar a España a aprender español sin acento argentino, le digo que no se preocupe, que hay 500 millones de hispanohablantes y que poco importa el acento mientras se le entienda.
Acabamos los 4 charlando, tras 8 horas de caminata tranquila y 9 cascadas llegamos a la parada del bus en la carretera.
En Brasil el concepto de parada de bus es muy relativo, lo normal es que en no haya indicación alguna, como es este caso, y el único indicativo sea lo que indican los lugareños. Son las 19:15 y el autobús de regreso a Cuaiba, a unos 50 Km, pasa por esa parda a las 19:40
Su autobús pasa en sentido contrario pues ellos vuelven al pueblo del que hemos partido, se van los tres.
La noche cae, se ve la vía láctea perfectamente, bonita noche pienso. Hace fresco.
Una vez mas me quedo en una carretera, por la noche, completamente a oscuras, esperando un bus.
Me han inspirado total confianza los 2 guías así que no tengo por que dudar de ellos, tranquilo pienso, son solo 15 minutos de espera. Estoy en montaña, aquí no hay peligros aparte de los pumas, el lobo del pantanal y las anacondas.
Los primeros muy raramente atacan al hombre y las anacondas solo atacan a las personas o los animales desde la orilla del agua, de hecho, en los últimos 3 anos un pescador japonés y un indio han sido literalmente deglutidos por anacondas.
Miro el cielo otra vez, se ve la constelación de Escorpión con total claridad.
Me gustaria conocer las constelaciones con mas detalle, como conocían mis antepasados indianos y mi padre marino mercante, pero ahora solo pienso en el bus y que debo estar en el Aeropuerto a las 03:00 para volar a Río.
El billete ya esta comprado y no tengo ganas de pegarme la paliza de 2.000 Km en bus.
Pasa algún camión pero no el bus.
La noche cada vez es mas negra.
Oigo el bus, cierro la navaja suiza que llevaba abierta en el bolsillo y saco el macuto de entre la maleza donde lo había escondido por si acaso.
Chapada das Guimaraes > Cuiaba indica el bus, bien visible. Le hago señal de que pare. Lleva las luces largas y la carretera es recta. Es imposible que no me vea y yo estoy en medio de la carretera.
Ante mi asombro y cual guardia civil en control de alcoholemia tengo casi que saltar de la carretera pues no para.
Grito PARE, PARE, cruzo los brazos y le hago señales.
"Droga" (mierda en portugués) exclamo, vuelvo a la calzada y agito los brazos para que me vea por el retrovisor pues es imposible que no me haya visto por muy despistado que condujese.
Veo que enciende las luces de freno y como a 800 metros de donde estoy se para, corro para donde esta por la total negra calzada sin ver nada y solo guiándome por las luces de freno.
Pierden intensidad, pienso que quizás a va a dar la vuelta... pero no, estas se transforman en luces de posición y el bus continua su ruta.
O no me ha visto, o no le he dado buena impresión o pasa de todo. Reniego otra vez.
Tranquilidad ante todo, se lógico y racional.
A veces el querer ver 9 cascadas en un día tiene esas cosas cuando apuras a coger el ultimo bus y mas desde un aislado punto en la carretera y no en la parada de bus como hace todo el mundo.
Pienso en mi manía siempre de querer aprovechar el tiempo, de hacer y hacer cosas. Que imbécil llego a ser a veces.
Quien me mandaba a mi apurar tanto.
Pasa un coche y un camión, les hago señales pero no paran, lógico, quien para a un tio que sale de la maleza con lo oscura que esta la noche, y eso que hoy voy afeitado y mas o menos correcto.
52 Km hasta Cuiaba donde debo estar de aquí unas horas en el Aeropuerto, Rio queda a 2.000 Km y no tengo ganas de pegarme otro palizón de bus, llevo ya varios miles de Kilómetros en bus por Brasil y los dias que em quedan no queria pasarlos en la carretera.
8 Km hasta el pueblecito de montaña de Chapada das Guimaraes de donde he partido.
Difícil elección.
Empiezo a caminar por en medio de la calzada intentando ver donde todo es oscuridad con marcha rápida para Cuiaba, 8.000 metros puedo hacerlos en 3 o 5 horas pienso, si llego rápido aun podré quizás buscar a alguien que pagando me lleve en su coche al Aeropuerto.
No voy a perder ese vuelo por un inepto conductor.
Son las 20:00 y el vuelo parte a las 04:00, tengo un margen de 5 horas para caminar y 1 para el coche.
Suerte que hoy llevo todo el efectivo en mi segunda cartera, no se que me pedirán pero no estoy en condiciones de discutir precios.
Mientras estos pensamientos vienen a mi cabeza camino atoda prisa, no corro, solo falta que me tuerza el tobillo.
Vuelvo a abrir la navaja suiza, es difícil llevar una navaja abierta en el bolsillo y correr al mismo tiempo.
Pasa un camión, me aparto y le hago señales para que pare. Nada de nada.
No pierdas el tiempo pienso y sigue caminando tan rápido como puedas, no hay mas autobuses.
400 metros de desnivel por hora es lo que hacemos de media en la transpirenaica recuerdo, por lo que en plano como mínimo debo poder hacer 800 metros o 1 km, 8 horas, no me salen las cuentas.
No hay opciones, quieto no me puedo quedar.
camino y camino, no se si mi promedio en plano es 1 Km/hora o 3, tanto da, no tengo alternativas.
Llevo agua y frutos secos, y hace fresco pero no frío, o sea que si no hay problemas de algún atraco, probable, o animales, muy improbable, a una hora u otra llegare al pueblo del que he partido.
Pasa una pickup a toda pastilla, le hago señales, tampoco para.
Sigo caminando por el centro de la calzada.
Ahora ya se ve perfectamente la vía láctea. No tengo tiempo para constelaciones pienso.
Choco con una bandada de mosquitos y maldigo no haber cogido el repelente de mosquitos.
Pasa por mi lado una especie de luz voladora, nada de visiones extrañas ahora y tranquilidad ante todo. Hace una especie de zumbido, no es una alucinación sino una especie de luciérnaga voladora.
Se va destelleando tal como ha venido.
Sigo la marcha pensando sobre todo en que ahora NO puedo torcerme tobillo alguno y que podía haberme puesto las botas que he dejado en el Hotel en lugar de las sandalias Moisés.
Tensión, nervios y voluntad ante todo de ser racional y no perder la calma.
Oigo un ruido, es una moto. Pienso que caray puedo hacer para que pare.
Me pongo al lado de la calzada, le hago señales pero no veo que aminore la velocidad.
"A Dios rogando y con el mazo dando" me viene a la cabeza, miro al motorista y con brazos y manos en posición de rezar refuerzo las señales para que pare. Detiene un poco la marcha, me mira, pero continua.
Grito "Por favor, por favor, turista, turista", no se con quien me voy a encontrar pero a estas alturas ya tanto da.
Miro que tenga la navaja suiza en el bolsillo bien abierta como asi es.
La moto reduce velocidad y, gracias a Dios, da media vuelta, me ilumina con el faro desde unos 100 metros, me debe estar examinando. Vuelvo a hacer gestos de implorar y exclamo "por favor, por favor" otra vez.
Se acerca, quito la mano del bolsillo y de la navaja para no asustarlo yo a el.
Se pone a mi lado, es un un tipo grande y gordo con mochila. No le veo la cara, lleva casco.
Con palabras y gestos le explico que esperaba el último omnibus de la noche y que no paro.
Me examina de nuevo a 2 metros de distancia.
Pongo la mejor cara de buen tipo que puedo.
Me da su mochila, y me anima a subir. Respiro tranquilo. Muito obrigado, muito obrigado le digo varias veces.
Miro con atención las señales de la carretera y efectivamente vamos para Chapada das Guimaraes.
No se porque pienso en un plan alternativo por si hiciese algo raro y se saliese de la carretera.
Nada de eso ocurre y llegamos al posto (gasolinera) del pueblo, lo saludan, buena señal.
Me deja en el Rodoviario (la estación de autobuses). Le agradezco enormemente el haberme traído y le doy la mano dándole las gracias.
Veo que esta medio cerrado pero todavía hay alguien dentro de la casilla de venta de billetes de bus.
Me dirijo enojado y pido por el responsable. No hay nadie ahora, solo la que vende los tickets.
Le explico la caradura del conductor, me dice que no lo entiende y que si, que donde yo esperaba a pesar de no haber indicación alguna, efectivamente es una parada del bus y que si hay alguien esta obligado a pararse.
Le digo que al ser ese el ultimo bus ahora deben pagarme un taxi como compensación mínima.
Me dice que no, que ahora sale un ultimo bus.
No entiendo nada, esa mana había apuntado los horarios y el perdido era el ultimo.
Insiste, sale otro a las 19:30, como que a las 19:30 si son las 20:15 le digo.
Me enseña el reloj, marca las 19:15
Caralho !!, ahora recuerdo que expresamente todavía llevo el huso horario del sur del país y no del centro donde estoy ahora y que este es de una hora menos.
Nunca en mi vida me había alegrado tanto de no llevar el reloj a la hora.
Acabo igualmente la reclamación y respiro tranquillo.
Llego a Cuiaba 1 hora mas tarde, a las 20:30
Para quitar la tensión acumulada, elijo la vía epistolar dando lugar a esta crónica.
Un abrazo para todos, próxima crónica desde Río.
Fede
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