Saturday, June 25, 2005

El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos


“El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos”Miguel de Cervantes

24 junio, San Juan. Faltan 26 días para pisar tierras brasileñas.

Hoy empiezo este intento de diario de mi viaje a Brasil, en este “blog” iré poniendo mis reflexiones antes, durante y después del viaje a Brasil. El objetivo es intentar compartir con los que tengan la paciencia de leerme mis experiencias y propagar el enriquecimiento como personas que nos aporta el viaje independientemente del destino.

Es bien cierto aquello de que un viaje se empieza a disfrutar ya con los preparativos, llevo ya varias semanas yéndome a dormir con el mapa de Brasil y la lonelyplanet como compañeros y no hace sino aumentar las ganas que tengo de falar brasileiro en breve.

Seis semanas serán las que estaré por tierras brasileñas, mucho o poco, según como se mire, espero en cualquier caso sea tiempo suficiente para conocer un poco más a fondo este inmenso país.


La importancia de viajar

En los últimos 5 años he estado volcado en el trabajo, muchas horas cada día, falta de vacaciones y solo puntualmente he hecho viajes-escapadas, de puentes o semanas, a Marruecos, Italia, el Pirineo, Holanda, Alemania, Grecia, Turquía.
Desde 1996 que estuve cinco semanas en Edimburgo y viajando por Escocia que no he estado más de 2 semanas seguidas fuera España o de vacaciones. Demasiado tiempo sin hacer un VIAJE con mayúsculas, y entiendo como tal cuando te desplazas a otro país, otra cultura con los ojos bien abiertos, con ganas de relacionarte, de vivir con las personas de allí, de ver que les preocupa, que les ilusiona, de sentirte uno más al tiempo que te evades de las rutinas profesionales y de amistades habituales

Recuerdos de otros viajes
Intentaré resumir con una frase por viaje lo que he aprendido en algunos de los países que visitado. De Inglaterra volví con la lingua franca que tantas puertas me ha abierto, de Suecia recuerdo las fiestas con velas y saliendo a bailar sobre la nieve, de Dinamarca lo vacías que eran sus calles, de Alemania me quedo con la cultura de su gente y de sentirme como un inculto extraterreste por no hablar ni entender su lengua, de Turquía la buena convivencia entre lo arabe y lo europeo, de Grecia, sentirme en comunión con el mar, orgullecerme de ser mediterraneo.
El perderme por las montañas del Rif, en Marruecos me ayudó a desprenderme de falsos apriorismos y conocer un poco más a nuestros vecinos de abajo.
De Italia me quedo con Pompeya el visitarla un día laborable y lluvioso me permitió deambular, como más me gusta, solo, sin turistas ni vendedores, un día completo por esta foto en el tiempo. Que cura de humildad supone constatar como las grandes pasiones y las pequeñas preocupaciones del día a día siguen siendo las mismas desde hace miles de años.
De Escocia me quedo con sus High-lands y su festival de Edimburgo, en Cuba aprendí que a Dios gracias en la vieja Europa podemos permitirnos el lujo de “pasar” de la política y cuan diferente seríamos si hubiésemos tenido la mala suerte de haber nacido bajo una dictadura, realmente me ayudó a quejarme un poco menos y sentirme inmensamente afortunado por haber vivido siempre en libertad, en Holanda nunca ha sido más cierto aquello de que “labor omnia vincit”, las frías calles de Bélgica me ayudaron a sentirme afortunado por vivir en España.

Chile me ayudó a ver que es posible la clase media para Sudamérica y el tener que robar diarios para abrigarte al dormir en un parking en Austria me confirmó en mi creencia que el auténtico espíritu viajero no necesita de grandes lujos, si bien y quizás es que me hago mayor, con una vez durmiendo en la calle ya tengo bastante…..

Soy de los que creen que los padres deberían “obligar” a sus hijos a ya muy jóvenes empezar sus viajes con el invento que más y mejor ha hecho por Europa, el Interrail.

Hay otros viajes y otros lugares, pero esto no pretende ser un listado exhaustivo sino sencillamente un recordatorio de lo que “aprehendido” (así, con H, de “concebir las especies de las cosas sin hacer juicio de ellas” ) e intentado interiorizar con cada experiencia vivida.

Desde ahora y hasta septiembre intentaré cada noche dedicar unos minutos a plasmar aquí mis vivencias de este próximo viaje.
Con que de aquí unos años estas reflexiones ayudasen a inculcar el espíritu viajero a uno solo de mis sobrinos este pequeño trabajo ya habría valido la pena.

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Foto:
A veces no hay que recorrer grandes distancia para disfrutar de un viaje, el Tozal de Guara, 2.500 metros, a 3 horas de coche desde Barcelona y otras tantas de caminata, permite disfrutar de unas vistas esplendidas del Pirineo y Huesca.

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